En algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido personas frágiles, sensibles, a punto de rompernos en cualquier lugar del mundo o como estas galletas, aparentemente fuertes, bonitas, relucientes con un corazón chocolatado y dulce; pero al acariciarlas y tocarlas se convierten en una galleta quebradiza, delicada. A muchos de nosotros nos ocurre lo mismo, nos mostramos fuertes a simple vista pero al acaricianos nos convertimos en estas galletas manteniendo siempre o casi siempre ese corazón dulce.
Como has podido leer se trata de unas galletas sensibles, deliciosas, mis favoritas diría yo, son muy cremosas y esos hace que sea tan sensibles.
Los ingredientes que necesitamos son:
- 2 yemas de huevo cocidas y frías.
- 130 gr de mantequilla pomada
- 60 gr de azúcar blanquilla.
- 100 gr de Harina.
- 100 gr de Maizena.
- Pizca de Sal.
Comenzamos batiendo la mantequilla con las yemas desmenuzadas y añadimos poco a poco el azúcar, consiguiendo una mezcla homogénea, a continuación los ingredientes secos. Tanto la harina como la maizena es mejor que la tamizemos previamente para conseguir que este más suave y sin grumos.
Cuando todos los ingredientes esten perfectamente integrados, hacemos una bola y la enrollamos en papel de film, para llevarla al frío como mínimo media hora. Con esto consegumos que las masa esté más homogénea y sea más fácil de trabajar.
Estiramos la masa entre dos papeles, para formar galletas como de un centímetro de grosor y cortar con un cortador de galletas en forma de margarita o la que tengamos a mano, en caso de no contar con ninguno de estos podemos usar un vaso o una taza, nos quedarán galletas redonditas.
La parte de arriba de nuestras galletas tendrán un pequeño agujero para poder parecer nuestro relleno. Este relleno variará en función de nuestros gustos, yo por ejemplo utilicé crema de avellanas para mi relleno, otras veces he usado mermelada también podeis utilizar crema pastelera.
Una vez que ya tenemos nuestras galletas cortadas, ponemos nuestro horno a 180º con calor arriba y abajo, pondremos nuestras galletas hasta que los bordes esten dorados, no más de 12 o 15 minutos. Ya que se tratan de unas galletas muy delicadas y se rompen con facilidad, por eso no tienen que estar muy crujientes.
Una vez frías, las rellenamos según nuestros gustos y listas para comer.
Como dice Ferran Adrià: " la cocina es un lenguaje mediante el cual se pude expresar armonía, felicidad, belleza, poesía, complejidad, magia, humor, provocación, cultura."
¿Qué te apetece expresar a tí?
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